jueves, septiembre 06, 2007

LA BODA DE DON FELIPE CON Dª LETIZIA. LO QUE PENSABA Y SIGO PENSANDO




REPRODUZCO EN ESTE BLOGG UN ESCRITO MIO PROCEDENTE DE LA DESAPARECIDA WEEB estadesdemoncaira.com QUE SERVIDOR ESCRIBIÓ A RAIZ DE LA BODA DEL PRINCIPE DE ASTURIAS HEREDERO DE LA CORONA DE ESPAÑA CON LA PERIODISTA ASTURIANA LETIZIA ORTIZ.

Dado que, en los tiempos que corremos para aparentar demócrata y progre, hay que utilizar un vocabulario que borde la grosería; les dice, servidor, muy claramente y sin rodeo alguno: Me la sopla vuestra opinión respecto a la mía tanto si la contra proviene de la izquierda nostálgica y eternamente revanchista como si la expresa la derechona farisaica y cursilona. La doy y punto.Por imperativo legal, como se acostumbra decir y como ciudadano de a pié que uno es (y monárquico convencido que personalmente uno se siente), doy y daré el tratamiento de Alteza Real a la distinguida señora que aparece en la foto y la consideraré y respetaré como Princesa de Gerona primero (pues soy antetodo catalano-hablante) y Asturias dada su condición, ante Dios y ante los hombres, de esposa de Su Alteza Real el príncipe heredero de la Corona Don Felipe de Borbón y Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glusburg. ( Este apellido de la Reina Sofía es el correcto y no la cursilada del invento del de “Grecia” por mucho que aparezca en el mismo D. N. I ya que por esa misma regla de tres el apellido de nuestro rey debería ser “ de Francia” o por lo menos “ de Francia-España”) Sería pero que muy gracioso. ¡Que! ¿ No le hace gracia a Piñuflo? Por supuesto que no y más vinien! do la ocurrencia de donde viene-¿No es así?
Dicho todo esto ,me solidarizo con lo que leí, escrito por una ciudadana - una señora digo y pienso yo - de nombre y apellidos Marta Arrechea Harmet de Oliveros, que escribió una epístola titulada “Carta a Don Felipe” en la que entre otras cosas podía leerse :
- “Don Felipe mira la Historia de España y le arroja un guantazo a la cara, mientras tácitamente le dice:
No me importa lo que cuentas sobre siglos heroicos, sobre austeridades, renuncias....que hayamos luchado 8 siglos para elegir a Cristo en contra de la Media Luna.....Tampoco me interpelan el millón de españoles que costó a nuestra Patria recientemente. Yo, Felipe, con una superficialidad que espanta le doy la espalda a 14 siglos de Historia.
“Mostrar desacuerdo o poner objeciones al matrimonio del heredero del trono de las España es, a priori, una tarea antipática”, dijo, poco más o menos en su día, José Luis Cabrera, quien escribía ya que: “El anuncio de la boda tenía un matiz privado y sentimental que necesariamente agradaba, y una pareja joven y enamorada ganaba siempre nuestra simpatía”; pero que “ sin embargo, la Monarquía, debía ser algo más que una crónica rosa o un bonito espectáculo” .Y es que como dice este señor Cabrera “No hay nada de romántico en las funciones de la Corona (a l fin y cabo la Jefatura del Estado), ni tampoco en el coste de la institución”.Cuestionar,obviamente,esta boda era además una tarea inútil: el compromiso estaba comunicado ya a la opinión pública como un hecho consumado, sin posibilidad de discusión. La ! sorpresa era minuciosamente preparada, pasando la novia.de la noche a la mañana, de presentadora de informativos a Princesa de Asturias de facto en cuestión de horas. Este disimulo tan poco natural, opinaba el Señor Cabrera, "ha protegido a la pareja del acoso de determinada prensa, pero quizás también de las dudas que pudiera suscitar la idoneidad del compromiso. Aunque disentir sea, como hemos dicho, antipático e inútil, es conveniente que nuestra sociedad no pierda la capacidad y libertad para la controversia puesto que, al fin y al cabo, es el debate -y no la aclamación laudatoria- la garantía de nuestro sistema". Salvemos, ante todo, la figura de la novia. No es objeto de este artículo (el redactado por José Luis Cabrera y el que yo, Joan Antoni, suscribo) cuestionar su vida privada y profesional ni sus ascendientes. Bueno, tampoco han faltado los turiferarios de turno que han llegado a afirmar que, s! alvo alguna nota discordante, la mayoría de los monárquicos legitimistas estaban encantados con el enlace de Don Felipe y Doña Leticia. Lo que ponía de relieve, el Señor Cabrera, era la contradicción creciente hacia la que andan las monarquías europeas, incluida la española. NO ES CIERTO QUE LAS MONARQUÏAS SE DEMOCRATICEN MEDIANTE MATRIMONIOS DESIGUALES O DESCONCERTANTES; y SERVIDOR que es, Hidalgo, Cristiano y también Putero lo subraya en mayúsculas. Pues si amigos lleva muchísima razón, este Señor Cabrera, cuando indica que:” La Monarquía puede servir a la democracia pero, por su naturaleza, no puede ser democrática, y no lo será aunque los herederos elijan sus cónyuges en los estratos más populares de la sociedad. Si el linaje y la educación familiar no tienen importancia a la hora de matrimoniar (es decir de proveer al país de una reina o príncipe consorte, de engendrar y educar a los futuros herederos e incluso de asumir, llegado el caso, la regencia), _ bfpor qué entonces los ciudadanos deben sostener una jefatura del Estado que se fundamenta,exclusivamente,en la estirpe y la herencia?. Estos son los pilares sobre los que se asienta la Monarquía, junto a la preparación y la ejemplaridad. Conforma un sistema por naturaleza ilógico, que se sostiene en Europa por costumbre y afecto de los ciudadanos. Ir desprendiendo a la Monarquía de sus tradiciones seculares (matrimonios dinásticos, órdenes históricos de sucesión) puede resultar en apariencia muy popular, pero introduce la institución en una dinámica renovadora cuyo último estadio es cuestionar la propia realeza. Afirma un dicho inglés que “si algo no está roto, no lo arregles” y esto es lo que no han entendido las familias reales de nuestro siglo. Han presentado como renovación lo que no es más que el deseo de los príncipes de disfrutar de una libertad propia del ciudadano de la calle,! pero sin renunciar a los derechos y a las prerrogativas. Desechando las obligaciones dinásticas por anacrónicas, pero manteniendo unos privilegios no menos anacrónicos.
Y aqui el Hidalgo, Cristiano y Putero,(que no niego haber dicho ser), se toma la libertad de suscribir un parecer dado por un entendido en la materia - Don Armando de Fluvià y Escorsa - que “para casarse con príncipe o princesa,ejerciendo de tal, para empezar hay que ser, eso,princesa o príncipe”. Es necesario - decía Fluvià creo que fue en el "AVUI"- :“ estar empapado del protocolo de la realeza; renunciar determinadas libertades que goza el común de los mortales; ser muy, pero muy, discretos y evitar el hallarse envuelto en todo tipo de escándalo habido y por haber” .
Es de justicia no olvidar en el caso español que el anterior Príncipe de Asturias,el primogénito de Alfonso XIII, fue obligado a renunciar a sus hipotéticos derechos ( pues estaba en vigor el régimen republicano desde abril de 1.931) cuándo ,en 1.933 contrajo un matrimonio desigual con la no obstante rica señora cubana Elvira Sampedro. A consecuencia directa de tal renuncia, se obligó acto seguido a renunciar por sordomudo al infante don Jaime, su hermano, a quien, cuando quiso retractarse de la misma, se le afeó igualmente su posterior matrimonio desigual con la también,no obstante,aristocrata y noble dama franco-italiana Doña Emmenuela Dampierre. No estamos hablando del siglo XVIII, sino de los tíos carnales del Rey don Juan Carlos I. Y es por estas circunstancias por las que no reina en la actualidad don Luis Alfonso de Borbón, hijo del Duque de Cádiz y nieto de don Jaime, pese a ser el primogénito de la familia. En total ca! torce miembros de la dinastía Borbón perdieron sus derechos al trono español por matrimonios desiguales. En conclusión, las que ahora se tildan de normas absurdas y anacrónicas son las que llevaron al rey Alfonso XIII desheredar a sus dos hijos mayores, y las que hicieron a Franco seleccionar a don Juan Carlos como heredero descartando de la sucesión a sus propios nietos. Son normas familiares que no figuran en la Constitución actual, como tampoco figuraban en las constituciones anteriores, pero que quizás debieran haber impuesto determinadas obligaciones de conciencia. La sociedad ha evolucionado indudablemente, pero la historia tiene también sus perdedores, para los que no ha habido ni paciencia ni indulgencia, ni han contado con una campaña informativa que alabe sus méritos y decisiones. Quiero mostrar mi respeto por todos aquellos -una mayoría no tan abrumadora como se esperaba- que consideran aceptable y adecuado es! te noviazgo. Pero me sorprende el entusiasmo con que algunos acogen que el príncipe elija esposa fuera de las familias reales. No parece habernos ido tan mal con las princesas de nacimiento: la Reina Regente Doña María Cristina, doña Victoria Eugenia esposa de Alfonso XIII, la Condesa de Barcelona madre de Su Majestad El Rey, la actual Reina Sofía su consorte. ¿Tan absurda ha sido la política matrimonial de la dinastía?. Al rememorar la reciente historia de los Borbones en España yo salvaría, ante todo, a sus regias esposas. El futuro, está por ver. Por último, con el cambio de criterio en el matrimonio de los herederos no se eliminan las discriminaciones, sino al contrario. La obligación de casar con príncipe o princesa dinasta era, al fin y al cabo, una cuestión casi política y no un juicio a los valores sociales, morales y profesionales del candidato. Una vez eliminada, ¿por qué Eva Sannum no y Letizia Ortiz si?, ¿dónde se ponen los límites?, ¿quién juzg! a la sinceridad de las intenciones?. El rechazo generalizado que sufrió la señorita Sannum podía ser entendido por motivos dinásticos. Pero la posterior elección del Príncipe y su aceptación social reflejan nuevas discriminaciones más graves que las de la antigua norma de matrimonios de la dinastía y, sobre todo, dibujan un interrogante sobre el futuro. Algún día, espero que lejano, quizás se demuestre que estas obligaciones dinásticas no eran tan menospreciables.
Lo quiera admitir,o no lo quiera admitir, esta supuesta masa progre seudodemocrata (en el fondo antimonarquica y arreligiosa) que pulala por las calles y pueblos de este país que en su conjunto es reconocida internacionalmente con el nombre de ESPAÑA;"el pueblo veía y vee aun (cada día menos por desgracia) la realeza en una esfera innacesible,hecha de respeto y admiración,porque el Rey es en el fondo de su mente colectiva (segun esta interpretación) un padre común,el heredero y el representante de una familia lider del país".Y con esta familia aparentamente bonita y perfecta basado en un matrimonio religioso indisoluble y perpetuo y una familia de indole patriarcal o por lo menos troncal que respeta las tradiciones heredadas se identifica el resto de las demás familias del país indepentiemente de su condición socioeconómica.Y es que al modesto ciudadano, López en Madrid, como por ejemplo, al ciudadano Iglesias en Compostela, o, al ci! udadano Pujol en Barcelona,Valencia o Palma de Mallorca, e incluso hasta el ciudadano Aguirre les encante poder cambiar de mujer como se cambia la camisa (jusrificandolo con el ¡YA NO ESTOY ENAMORADO/A);que su padre y su madre hayan podido divorciarse y vuelto a casarse, cada uno por su lado, les parezca natural o que encuentre "normal" que su hijo o hija, en lugar de contraer un matrimonio,sea religioso o simplemente civil, con una persona de sexo opuesto medianamente decente,, y procree hijos o hijas de su propia sangre, se vayan a la cama con, uno o una, de su mismo sexo y si les permita adoptar criaturas de no se sabe donde y cuando más exóticas mejor aun.Pero a estos mismos ciudadanos les digo,señores y señoras, que MUCHISIMO LES INCOMODA, E INCOMODARIA, QUE EL JEFE DEL ESTADO DE SU PAÍS, HASTA INCLUSO SI ES EL PRESIDENTE DE UNA REPUBLICA Y CON MÄS RAZON UN REY Y UNA REINA ASI COMO LOS FAMILIARES CERCANOS DE ESTE SEÑOR JEFE DE ESTADO, YA NO! QUE PUDIERA HACER SINO QUE HAGA ESTO QUE A ELLOS LES ENCANTA Y ENCUENTRAN TAN " NATURAL".Y miente como un bellaco aquel que dice lo contrario.
La boda se ha celebrado ya. La periodista asturiana Letizia Ortiz Rocasolano (parece, segun el hidalgo a fuero de España,como servidor,Don Rafael de Fantoni y Benedi procedería,este apellido Rocasolano,de Francia de donde era oroundo el hidalgo - alli sería el gentilhombre o todo lo más el burgués y no se confunda, esto último, con nuevo rico - Pataleon Roquesoulane-Toyre natural de la localidad de Calvinet que en 1.766 casó en España (Teruel Aragón) con Teresa Cortés Arnanded en cuya descendencia fue modificado el patronomico a Roquesulano, primero, y al actual Rocasolano luego) es ya oficialmente Su Alteza Real la princesa de Asturias Dª Letizia Ortiz y Rocasolano. Y esto lo hemos de asumir sea de nuestro gusto personal o no, como sin duda habremos de asumir la más que posible,y a mi entender, innecesaria por decir perniciosa y antimonarquica modificación del articulo 57 de la Constitución vigente. Modificación bien orquestrada! por esta corte histerica de lobbys femenistas, habidos y por haber: sin duda va proponer, y lograr que se apruebe, por supuesto cuanto antes, el actual gobierno socialista; quien no olvidemos, por su origen e ideología, es lo más alejado de las tradiciones y costumbres monarquicas;afin de que, irreversiblemente, el eventual primer fruto de la pareja ya ocupe, incuestionablemente, el tercer lugar en el orden sucesorio al Trono. ( Y misoginio,reaccionario y carca aquel que se atreva a disentir; que parece que hasta los principes y el propio rey actual de España habrían manifestado su gozo por tan urgente e "indispensable" cambio de modalidad sucesoria) No se si este cambio constitucional le va a gustar a la nueva princesa,menos aun al principe y dudo muchisimo que el rey haya dicho nada parecido a que era de su total agrado. Que Don Juan Carlos y Don Felipe la acaten en su día como lo acataron, antes, en Suecia Carlos Gustavo XVI o, en Belgica, Balduino ! lº,Alberto II y el duque de Brabante Felipe de Sajonia-Coburgo,es una cosa pues ésta va a ser su obligación constitucional pero que sea su gusto y agrado personal es otro cantar.Más inteligente seria, el Señor Rodriguez Zapatero, de impulsar una reforma constitucional hacia el establecimiento de un autentico estado español federal y mejor si es confederal que no tanta prisa e interés para que la posible mujer primogenita de Doña Letizia y de Don Felipe sea vista ya como la legitima futura reina de España despues de los reinados del abuelo y del padre sin discusión posible.
De este tema hablaremos quiza en otro momento.
Y como digo la boda hecha está.Con la pompa y la solemnidad requerida.A ella han asistido quienes estaban invitados y tenían que hacerlo por su cargo, rango,parentesco o amistad.
La han dado a conocer a la boda de los Principes de Asturias todas las televisione,radios y periodicos de la piel de toro,salvo excepciones como la television basca que ha querido dar la nota discordante; como discordantes y pintorescas han sido estas manifestaciones ludicas de plataformas contra la boda real que todavía sueñan ver ondear la bandera roja,gualda y morada, escuchar de pié el himno de Riego, o la Marsellesa, y la Internacional y sobretodo desenterrar a Don Francisco Franco Bahamonde para colgarlo en un arbol de la Plaza del Sol.
A la ciudadanía en general - salvo estos casos aislados - y porque el boato se critica pero se añora cuando no se tiene le ha encantado el espectaculo y el montaje teatral. A más de un vecino y vecina de Madrid le movió, día 22 de mayo de 2004 festividad de Santa Rita, el morbo y la curiosidad de ir a la Plaza de Oriente para ver el traje nupcial de la novia o el uniforme de gala del novio que no un imprevisto y repentino impulso de convicción monarquica.Y diez reales de lo mismo para quienes, viviendo en provincia como se dice, hemos tenido quiza mejor suerte de verlo por la pequeña pantalla.,Ahora tampoco le ha quitado el sueño a más a la gran mayoría de españoles y españolas sin que esto signifique falta de respeto a nadie ni hostilidad o simpatía a forma de gobieno alguna
A mi, que no paso de ser un muy, pero muy, insignificante hidalgo de pueblo rural, desde luego no me lo ha quitado.
¡Dios dé muchos años de vida a la novel pareja principesca! Y que me equivoque y su boda demuestre haber sido el día de mañana un acierto para bien e interés de todos los pueblos y comunidadesde España.
- Asturias patria querida
Asturias de mis amores.
¡Viva España alzad los brazos
hijos del pueblo español
¡Quiero subir al árbol! ¡Quiero subir al balcón!
¡Corona de la Patria! ¡Soberana Luz!.
Este es el voto sincero de
El Caballero de Moncaira
(un aristocrata en ruinas,un pobre diablo segun algún infeliz parecer).



martes, septiembre 04, 2007

No gustan determinadas verdades aunque sigan siendo verdades




En la foto de arriba pueden ver al Papa Juan Pablo II ( Karol Woytila) junto al que sería su sucesor en la silla o catedra de San Pedro, el Cardenal aleman Joseph Ratzinger. Tal como esta la fotografía con una cruz entre el que era Juan Pablo II y el que sería Benedicto XVI, esta resulta profetica:
Joseph: Preparate para guiar al pueblo de Cristo en una nueva etapa cuando me muera
.
La otra foto es la del sacerdote y escritor mallorquin Jaume Santandreu Sureda.
Aunque uno discrepe de las exentricidades del Cura Santandreu y de su poco o nulo respeto hacia la jerarquía eclesiastica, no puede negarse que Jaume dice bastante verdad en lo que cuenta en sus libros y es de encomiar su labor junto a los marginados de Palma de Mallorca.





Juan Pablo II el anterior sumo pontifice de la Iglesia Católica y los dicasterios del Vaticano han hablado muy claro al tratar en distintas ocaones cuestiones concernientes a la homosexualidad. A su modo y manera también habla claro Jaume Santandreu Sureda, (un cura católico mallorquín peculiar - a quien sin duda le encantaría que su obispo Monseñor Murguí le suspendiera a divinis) - autor del libro "Catedrales con armario" (betseler, tanto en versión castellana como catalána) de la literatura balear progre y ya no digamos del CREADO « VARÓN Y HEMBRA » (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, LA SEXUALIDAD FORMA PARTE DE LA ESFERA BIÓLOGICA Y, POR EL OTRO, HA SIDO elevada EN LA CRIATURA HUMANA A UN NUEVO NIVEL PERSONAL , DONDE SE UNEN CUERPO Y ESPIRITU . El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. « Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne » (Gn 2, 24). En fin, Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: « Sed fecundos y multiplicaos » (Gn 1, 28). En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio. El significado cristiano del matrimonio, lejos de disminuir el valor profundamente humano de la unión matrimonial entre el hombre la mujer, lo confirma y refuerza (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 6-9). 4. No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio entre hombre y mujer es normal, santo según la doctrina de la Iglesia, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, « cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso ». En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales « están condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen esta anomalía sean personalmente responsables de ella; pero CREADO « VARÓN Y HEMBRA » (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, LA SEXUALIDAD FORMA PARTE DE LA ESFERA BIÓLOGICA Y, POR EL OTRO, HA SIDO elevada EN LA CRIATURA HUMANA A UN NUEVO NIVEL PERSONAL , DONDE SE UNEN CUERPO Y ESPIRITU . El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. « Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne » (Gn 2, 24). En fin, Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: « Sed fecundos y multiplicaos » (Gn 1, 28). En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio. El significado cristiano del matrimonio, lejos de disminuir el valor profundamente humano de la unión matrimonial entre el hombre la mujer, lo confirma y refuerza (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 6-9). 4. No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio entre hombre y mujer es normal, santo según la doctrina de la Iglesia, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, « cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso ». En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales « están condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen esta anomalía sean personalmente responsables de ella; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente perniciosos El mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos, y ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica. Sin embargo, según la enseñanza de la Iglesia, LOS HOMBRES Y MUJERES CON TENDENCIAS HOMOSEXUALES « DEBEN SER ACOGIDOS CON RESPETO, COMPASIÓN Y DELICADEZA. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta ». La consigna de la jerarquía católica es que tales personas están llamadas, como los demás cristianos, a vivir la castidad.( PERO LA INCLINACIÓN HOMOSEXUAL ES « OBJETIVAMENTE DESORNADA», y para un creyente cristiano y no digamos ya feligrés de la Iglesia Católica LAS PRÁCTICAS HOMOSEXUALES « SON PECADOS GRAVEMENTE CONTRARIOS A LA CASTIDAD. »
ACTITUDES ANTE EL PROBLEMA DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
Con respecto al fenómeno actual de las uniones homosexuales, las autoridades civiles asumen actitudes diferentes: A veces se limitan a la tolerancia del fenómeno; en otras ocasiones promueven el reconocimiento legal de tales uniones, con el pretexto de evitar, en relación a algunos derechos, la discriminación de quien convive con una persona del mismo sexo; en algunos casos favorecen incluso la equivalencia legal de las uniones homosexuales al matrimonio propiamente dicho, sin excluir el reconocimiento de la capacidad jurídica a la adopción de hijos. Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explícitamente conceda un reconocimiento legal a tales formas de vida, es necesario discernir correctamente los diversos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervenciones discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por ejemplo, el siguiente: Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales conviventes, es necesario recordar que lLA TOLERANCIA DEL MAL ES MUY DIFERENTE A SU APROBACIÓN O LEGALIZACIÓN. Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.
ARGUMENTACIONES RACIONALES CONTRA EL RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
La comprensión de los motivos que inspiran la necesidad de oponerse a las instancias que buscan la legalización de las uniones homosexuales requiere algunas consideraciones éticas específicas, que son de diferentes órdenes. De orden racional La función de la ley civil es ciertamente más limitada que la de la ley moral, pero aquélla no puede entrar en contradicción con la recta razón sin perder la fuerza de obligar en conciencia. Toda ley propuesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto es conforme con la ley moral natural, reconocida por la recta razón, y respeta los derechos inalienables de cada persona. Las legislaciones favorables a las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón porque confieren garantías jurídicas análogas a las de la institución matrimonial a la unión entre personas del mismo sexo. Considerando los valores en juego, el Estadoólico no eran sus amistades masculinas mientras no diera la nota. Lo reprobable, lo merecedor del fuego eterno era para ese sacerdote célibe el que pudiera tener amistades femeninas. Para evitar la ocasión de caer en la tentación de pecar y de ir al infierno, decían – pero más especialmente por el que dirá la gente – la persona que pudiera estar a su servicio (Al servicio de un ministro de Dios) tenía que ser, o bien, la propia hermana de sangre del cura o ya una mujer madura por no decir ya infértil. Su madre, una tía, en una palabra una señora entrada en años.
Sin embargo, ahora aquí no se trata de polemizar, o simplemente de opinar, sobre la inconveniencia o conveniencia de la soltería de los curas católicos. Se trata de aceptar o no y dar por aconsejable y recomendable algo totalmente opuesto e invertido al orden natural de las cosas: “Legitimar” o “legalizar” las pretendidas “uniones conyugales” entre personas de un mismo sexo. La doctrina de la Iglesia Católica - por muchos gay o lesbiana se haya colado en las sacristías y en los conventos de monjas – ha sido siempre tajante al respecto. El matrimonio de personaas de un mismo sexo es inaceptable tanto del punto de vista moral religioso como laicamente ético y dar el nombre de matrimonio a la convivencia y sobreentendida relación amorosa entre dos hombres o dos mujeres en opinión de vuestro servidor Joan Antoni es UNA BURLA Y UNA OFENSA A LA INSTITUCIÓN DEL MATRIMONIO TANTO EL RELIGIOSO COMO EL CIVIL Que es el gobierno y el parlamento de cada pais que han de guiar y regir la vida civil y política de sus conciudadanos y no el Papa de Roma, el obispo de Mallorca, el cura del pueblo o el mismísimo Joan Antoni que es un cero a la izquierda, estamos de acuerdo.El actual `Presidente de la Conferencia Episcopal lo ha admitido por lógica natural y razonable. La evidencia de que quien debe mandar en España es Rodríguez Zapatero y no Rouco Varela no justifica la aprobación por los políticos de la primera horterada que se le antoja al Jefe del Ejecutivo por el placer únicamente de hacer la contra al Cardenal Arzobispo Metropolitano de la Capital del Reino. Que actualmente somos un país plural no solamente en lo cultural y lingustico sino también en lo moral y en lo religioso estoy de acuerdo. Ahora bien, aparte de que dudo mucho de que la religión de un evangelista, de un testigo de Jehová o hasta de un musulmán dé por licitas las uniones de hombres con hombres o mujeres con mujeres y las bendiga como matrimonios, un político, un gobernante cualquiera, que se llame él Rodríguez Zapatero, Aznar o el apellido que sea no puede en conciencia votar algo que va en contra si no aceptamos que de Dios por lo menos del orden natural de las cosas y que tu propia religión prohíbe. Cierto que, desde la muerte de Franco, el anterior Jefe de Estado y más principalmente desde la aprobación de la Constitución actual, en España se ha puesto muy de moda, en las ciudades especialmente, el decir que no se es católico, ni cristiano y que no se cree incluso en nada trascendente. Supongamos eso sea así y que el 51% de los habitantes y de los políticos de este país seamos unos ateos y unos agnósticos de pro cuya ancha conciencia nos dice que por ejemplo el ciudadano Aznar puede casarse con el ciudadano Zapatero o la ciudadana De Palacio con la ciudadana De la Vega; el 49 % por ciento restante tiene el deber moral de oponerse y votar en contra. A este 49% restante su conciencia y la enseñanza de la religión le dicen que ello no está bien ni está permitido. Mucha razón llevaba el otro día el Señor Cardenal Arzobispo de Madrid cuando negaba él que los obispos se metieran en política cuando en una nota del Comité Ejecutivo del Episcopado tanto él como el Señor Arzobispo de Compostela Monseñor Julián Barreo se pronunciaban en contra de los matrimonios de homosexuales Al oponerse a las bodas gays – lesbianas el episcopado español no hace política partidista simplemente se reafirma en lo estrictamente concerniente a la doctrina y a la moral religiosa y tiene la obligación pastoral de advertirlo a su feligresía; luego cada feligrés, hombre o mujer, obre en conciencia. Por muy moderno el que uno sea y muy tolerante que uno pretenda dudo muchísimo que alguien minimaménte cuerdo considere normal que un varón se case con otro varón o una dama con otra dama. Quizá talvez se tendría que hacer una salvedad a los casos de personas que han cambiado genitalmente de sexo puesto que entonces existe un elemento “masculino” y otro “femenino” pero con mucha reserva y estos casos no son los más frecuentes como pretenden hacernos creer.
En efecto la homosexualidad es un fenómeno moral y social inquietante, incluso en aquellos Países donde no es relevante desde el punto de vista del ordenamiento jurídico. Pero se hace más preocupante en los Países en los que ya se ha concedido o se tiene la intención de conceder, como en España ( donde se pasa de un extremo al otro) reconocimiento legal a las uniones homosexuales, que, en algunos casos, incluye también la habilitación para la adopción de hijos. Las Consideraciones del Vaticano no contienen nuevos elementos doctrinales, sino que pretenden recordar los puntos esenciales inherentes al problema y presentar algunas argumentaciones de carácter racional, útiles para la elaboración de pronunciamientos más específicos por parte de los Obispos, según las situaciones particulares en las diferentes regiones del mundo, para proteger y promover la dignidad del matrimonio, fundamento de la familia, y la solidez de la sociedad, de la cual esta institución es parte constitutiva. Las Consideraciones del Vaticano tienen también como fin ÍLUMINAR LA ACTIVIDAD DE LOS POLÍTICOS CATÓLICOS, A QUIENES SE INDICAN LAS LÍNEAS DE CONDUCTA COHERENTES CON LA CONCIENCIA CRISTIANA PARA CUANDO SE ENCUENTREN ANTE PROYECTOS DE LEY CONCERNIENTES A ESTE PROBLEMA :Puesto que es una materia que atañe a la ley moral natural, las Consideraciones que van a continuación se proponen no solamente a los creyentes sino también a todas las personas comprometidas en la promoción y la defensa del bien común de la sociedad. Se proponen no se obligan pero sólo aquel que tiene el cerebro atrofiado las rechaza.
NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS IRRENUNCIABLES DEL MATRIMONIO
. La enseñanza de la Iglesia Católica, y que sepa yo de la mayoría de las iglesias cristianas y religiones minimamente cuerdas aunque ahora algunos pretendan que no es así, sobre el matrimonio y lacomplementariedad de los sexos repropone una verdad puesta en evidencia por la recta razón y reconocida como tal por todas las grandes culturas del mundo. El matrimonio NO ES UNA UNIÓN CUALQUIERA ENTRE PERSONAS HUMANAS. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades.( NINGUNA IDEOLOGÍA PUEDE CANCELAR DEL ESPIRITÚ HUMANO LA CERTEZA DE QUE EL MATRIMONIO EN REALIDAD EXISTE ÚNICAMENTE ENTRE DOS PERSONAS DE SEXO OPUESTO, que por medio de la recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus personas. Así se perfeccionan mutuamente para colaborar con Dios en la generación y educación de nuevas vidas. . LA VERDAD NATURAL SOBRE EL MATRIMONIO HA SIDO CONFIRMADA POR LA REVELACIÓN CONTENIDA EN LAS NARRACIONES BÍBLICAS DE LA CREACIÓN, expresión también de la sabiduría humana originaria, en la que se deja escuchar la voz de la naturaleza misma. Según el libro del Génesis, tres son los datos fundamentales del designo del Creador sobre el matrimonio. En primer lugar, EL HOMBRE, ÍMAGEN DE DIOS, HA SIDO
CREADO « VARÓN Y HEMBRA » (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, LA SEXUALIDAD FORMA PARTE DE LA ESFERA BIÓLOGICA Y, POR EL OTRO, HA SIDO elevada EN LA CRIATURA HUMANA A UN NUEVO NIVEL PERSONAL , DONDE SE UNEN CUERPO Y ESPIRITU . El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. « Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne » (Gn 2, 24). En fin, Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: « Sed fecundos y multiplicaos » (Gn 1, 28). En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio. El significado cristiano del matrimonio, lejos de disminuir el valor profundamente humano de la unión matrimonial entre el hombre la mujer, lo confirma y refuerza (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 6-9). 4. No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio entre hombre y mujer es normal, santo según la doctrina de la Iglesia, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, « cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso ». En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales « están condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen esta anomalía sean personalmente responsables de ella; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente perniciosos El mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos, y ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica. Sin embargo, según la enseñanza de la Iglesia, LOS HOMBRES Y MUJERES CON TENDENCIAS HOMOSEXUALES « DEBEN SER ACOGIDOS CON RESPETO, COMPASIÓN Y DELICADEZA. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta ». La consigna de la jerarquía católica es que tales personas están llamadas, como los demás cristianos, a vivir la castidad.( PERO LA INCLINACIÓN HOMOSEXUAL ES « OBJETIVAMENTE DESORNADA», y para un creyente cristiano y no digamos ya feligrés de la Iglesia Católica LAS PRÁCTICAS HOMOSEXUALES « SON PECADOS GRAVEMENTE CONTRARIOS A LA CASTIDAD. »
ACTITUDES ANTE EL PROBLEMA DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
Con respecto al fenómeno actual de las uniones homosexuales, las autoridades civiles asumen actitudes diferentes: A veces se limitan a la tolerancia del fenómeno; en otras ocasiones promueven el reconocimiento legal de tales uniones, con el pretexto de evitar, en relación a algunos derechos, la discriminación de quien convive con una persona del mismo sexo; en algunos casos favorecen incluso la equivalencia legal de las uniones homosexuales al matrimonio propiamente dicho, sin excluir el reconocimiento de la capacidad jurídica a la adopción de hijos. Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explícitamente conceda un reconocimiento legal a tales formas de vida, es necesario discernir correctamente los diversos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervenciones discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por ejemplo, el siguiente: Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales conviventes, es necesario recordar que lLA TOLERANCIA DEL MAL ES MUY DIFERENTE A SU APROBACIÓN O LEGALIZACIÓN. Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.
ARGUMENTACIONES RACIONALES CONTRA EL RECONOCIMIENTO LEGAL DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
La comprensión de los motivos que inspiran la necesidad de oponerse a las instancias que buscan la legalización de las uniones homosexuales requiere algunas consideraciones éticas específicas, que son de diferentes órdenes. De orden racional La función de la ley civil es ciertamente más limitada que la de la ley moral, pero aquélla no puede entrar en contradicción con la recta razón sin perder la fuerza de obligar en conciencia. Toda ley propuesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto es conforme con la ley moral natural, reconocida por la recta razón, y respeta los derechos inalienables de cada persona. Las legislaciones favorables a las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón porque confieren garantías jurídicas análogas a las de la institución matrimonial a la unión entre personas del mismo sexo. Considerando los valores en juego, el Estadono puede legalizar estas uniones sin faltar al deber de promover y tutelar una institución esencial para el bien común como es el matrimonio. Se podría preguntar cómo puede contrariar al bien común una ley que no impone ningún comportamiento en particular, sino que se limita a hacer legal una realidad de hecho que no implica, aparentemente, una injusticia hacia nadie. En este sentido es necesario reflexionar ante todo sobre la diferencia entre comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo como comportamiento público, legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico. El segundo fenómeno no sólo es más grave sino también de alcance más vasto y profundo, pues podría comportar modificaciones contrarias al bien común de toda la organización social. Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en sociedad, para bien o para mal. Ellas « desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres ». Las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos. La legalización de las uniones homosexuales estaría destinada por lo tanto a causar el obscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales y la desvalorización de la institución matrimonial. De orden biológico y antropológico 7. En las uniones homosexuales están completamente ausentes los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia que podrían fundar razonablemente el reconocimiento legal de tales uniones. Éstas no están en condiciones deasegurar adecuadamente la procreación y la supervivencia de la especie humana. El recurrir eventualmente a los medios puestos a disposición por los recientes descubrimientos en el campo de la fecundación artificial, además de implicar graves faltas de respeto a la dignidad humana no cambiaría en absoluto su carácter inadecuado. En las uniones homosexuales está además completamente ausente la dimensión conyugal, que representa la forma humana y ordenada de las relaciones sexuales. Éstas, en efecto, son humanas cuando y en cuanto expresan y promueven la ayuda mutua de los sexos en el matrimonio y quedan abiertas a la transmisión de la vida. Como demuestra la experiencia, la ausencia de la bipolaridad sexual crea obstáculos al desarrollo normal de los niños eventualmente integrados en estas uniones. A éstos les falta la experiencia de la maternidad o de la paternidad. La integración de niños en las uniones homosexuales a través de la adopción significa someterlos de hecho a violencias de distintos órdenes, aprovechándose de la débil condición de los pequeños, para introducirlos en ambientes que no favorecen su pleno desarrollo humano. Ciertamente tal práctica sería gravemente inmoral y se pondría en abierta contradicción con el principio, reconocido también por la Convención Internacional de la ONU sobre los Derechos del Niño, según el cual el interés superior que en todo caso hay que proteger es el del infante, la parte más débil e indefensa. De orden social . La sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio. La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio, que se convierte en una institución que, en su esencia legalmente reconocida, pierde la referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad, tales como la tarea procreativa y educativa. Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes. Para sostener la legalización de las uniones homosexuales no puede invocarse el principio del respeto y la no discriminación de las personas. Distinguir entre personas o negarle a alguien un reconocimiento legal o un servicio social es efectivamente inaceptable sólo si se opone a la justicia. No atribuir el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia, sino que, por el contrario, es requerido por ésta. Tampoco el principio de la justa autonomía personañ puede ser razonablemente invocado. Una cosa es que cada ciudadano pueda desarrollar libremente actividades de su interés y que tales actividades entren genéricamente en los derechos civiles comunes de libertad, y otra muy diferente es que actividades que no representan una contribuciónsignificativa o positiva para el desarrollo de la persona y de la sociedad puedan recibir del estado un reconocimiento legal específico y cualificado. Las uniones homosexuales no cumplen ni siquiera en sentido analógico remoto las tareas por las cuales el matrimonio y la familia merecen un reconocimiento específico y cualificado. Por el contrario, hay suficientes razones para afirmar que tales uniones son nocivas para el recto desarrollo de la sociedad humana, sobre todo si aumentase su incidencia efectiva en el tejido social. De orden jurídico 9. Dado que las parejas matrimoniales cumplen el papel de garantizar el orden de la procreación y son por lo tanto de eminente interés público, el derecho civil les confiere un reconocimiento institucional. Las uniones homosexuales, por el contrario, no exigen una específica atención por parte del ordenamiento jurídico, porque no cumplen dicho papel para el bien común. Es falso el argumento según el cual la legalización de las uniones homosexuales sería necesaria para evitar que los convivientes, por el simple hecho de su convivencia homosexual, pierdan el efectivo reconocimiento de los derechos comunes que tienen en cuanto personas y ciudadanos. En realidad, como todos los ciudadanos, también ellos, gracias a su autonomía privada, pueden siempre recurrir al derecho común para obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco. Por el contrario, constituye una grave injusticia sacrificar el bien común y el derecho de la familia con el fin de obtener bienes que pueden y deben ser garantizados por vías que no dañen a la generalidad del cuerpo social.
IV. COMPORTAMIENTO DE LOS POLÍTICOS CATÓLICOS ANTE LEGISLACIONES FAVORABLES A LAS UNIONES HOMOSEXUALES
. Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, LOS POLÍTICOS CATÖLICOS LO ESTÁN EN MODO ESPECIAL, SEGÚN LA RESPONSABILIDAD QUE LES ES PROPIA. Ante proyectos de ley a favor de las uniones homosexuales se deben tener en cuenta las siguientes indicaciones éticas. En el caso de que en una Asamblea legislativa se proponga por primera vez un proyecto de ley a favor de la legalización de las uniones homosexuales, EL PARLAMENTARIO CATÓLICO TIENE EL DEBER MORAL DE EXPRESAR CLARA Y PÜBLICAMENTE SU DESACUERDO Y VOTAR CONTRA EL PROYECTO DE LEY. CONCEDER EL SUFRAGIO DEL PROPIO VOTO A UN TEXTO LEGISLATIVO TAN NOCIVO DEL BIEN COMÚN DE LA SOCIEDAD ES UN ACTO
GRAVEMENTE INMORAL. Pura lógica y sentido común al parecer del Caballero Estades de Moncaire y de cualquier otra persona con dos dedos de buen juicio en la frente Y en caso de que el parlamentario católico se encontrara en presencia de una ley ya en vigor favorable a las uniones homosexuales, debe oponerse a ella por los medios que le sean posibles, dejando pública constancia de su desacuerdo; se trata de cumplir con el deber de dar testimonio de la verdad. Si no fuese posible abrogar completamente una ley de este tipo, el parlamentariocatólico, recordando las indicaciones dadas en la Encíclica Evangelium « puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública », con la condición de que sea « clara y notoria a todos » su absoluta oposición » a leyes semejantes y se haya evitado el peligro de escándalo.( Eso no significa que en esta materia una ley más restrictiva pueda ser considerada como una ley justa o siquiera aceptable; se trata de una tentativa legítima, impulsada por el deber moral, de abrogar al menos parcialmente una ley injusta cuando la abrogación total no es por el momento posible.
CONCLUSIÓN
. La Iglesia Católica especialmente y las demás religiones minimamente sensatas enseñan que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad.
La Iglesia Católica que es la Iglesia del Caballero Estades de Moncaire y de tantos otros significativos e insignificantes mallorquines y mallorquinas y por añadidura ciudadanos de un país soberano llamado España, no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la humanidad
El Papa Juan Pablo II, en la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de marzo de 2003, aprobó las estas Consideraciones, decididas en la Sesión Ordinaria de la misma, y mandó su publicación.
En Roma, en la sede misma de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue dado, el 3 de junio de 2003, memoria de San Carlos Lwanga y Compañeros, mártires por el Cardinal Joseph Ratzinger y el prefecto Angelo Amato, S.D.B. arzobispo titular de Sila Secretario.
No hay que olvidar, añadía la nota del Vaticano con excelente buen criterio que subsiste siempre « el peligro de que una legislación que haga de la homosexualidad una base para poseer derechos pueda estimular de hecho a una persona con tendencia homosexual a pregonar y a hacer ostentación de su homosexualidad, o incluso a buscar una “pareja” con el objeto de aprovecharse de las disposiciones de la ley que por lo general es lo que suele ocurrir. Pero esto último pertenece al fuero interior de cada individuo y a lo que le dicte el sentido común y una razón equilibrada a su conciencia .

En el burladero





Yo soy el que está en medio y Joaquin es el que ven a mi derecha o sea a la izquierda de ustedes.



A raiz de mi desafortunado paso por el programa de Crónicas Marcianas, conocí a Joaquin Caldentey nieto del que fuera irrepetible critico taurino del diario Baleares,de Palma de Mallorca Quinito Caldentey. El joven Caldentey me solicitó un autografo y un pequeño escrito para el establecimiento de comidas " El Burladero" que regenta en la calle de la Concepción en la zona de la Avenida de Jaime III. Esto era por el año 2004 y en 2007 la foto de servidor con Joaquin y su socio de entonces sigue alli.
Gracias amigo. De corazón.
Escribí estas lineas entonces:





Dama y caballero,
en el Burladero
donde se respira ambiente de torero
y se bebe y se come buena cocina
tipica ella mallorquina;
Quinito,su dueño,nieto de un gran periodista
tuvo el buen gusto y la deferencia
de colocar la fotografía de este humilde putero
en un lugar de preeminencia
e instalda a buena vista.
Gracias Quinito con toda m empatía
por este gesto de simpatía
más de un colega tu ejemplo seguir debería.
Te lo aseguro yo que voy a m iaire
y no pretendo de poet ay literato
sino tan sólo pasar un buen rato
y burlarme por respeto a mi proismo
si acaso de uno mismo;
pues me apelo de MONCAIRA
y soy caballero e hidalgo
que ya es decir algo.